El cáncer de mama metastásico supone uno de los mayores retos para la Oncología en cuanto a investigación y tratamientos. La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) estima que este año se diagnosticarán en España 37.682 nuevos tumores de mama, a mucha distancia del segundo cáncer más prevalente en mujeres: el de colon y recto (17.349 nuevos casos en 2025). El Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM) recoge en sus guías clínicas la estimación de que en torno al 5-6% de esos más de 37.000 nuevos diagnósticos previstos para 2025 serán de cáncer de mama metastásico, y alrededor del 20-30% de las pacientes desarrollarán con el tiempo esta fase de la enfermedad.
Javier Cortés, fundador y director del International Breast Cancer Centre (IBCC Pangaea Oncology) en Centro Médico Teknon, director científico del IOB Madrid, en el Hospital Beata María Ana de Madrid, y una referencia mundial en cáncer de mama metastásico, admite que estamos ante una enfermedad que, hoy por hoy, no se puede curar, pero matiza que avances terapéuticos, como la inmunoterapia, la biopsia líquida, los anticuerpos conjugados y los tratamientos dirigidos, abren la puerta a la esperanza de su futura cronificación, al menos en ciertos subtipos.
Cortés insiste en la vital importancia de los cribados periódicos y en la necesidad de seguir potenciando la investigación clínica, una faceta en la que España es líder mundial. En el lado negativo, el oncólogo cita dos de los principales hándicaps que especialistas y pacientes afrontan en esa incesante lucha contra la enfermedad: la demora que acumula el SNS en incorporar los nuevos fármacos aprobados por las autoridades sanitarias y la inequidad que persiste en el acceso a los tratamientos innovadores.