La doctora Patricia, como todos la conocen en IOB se hace querer. Boliviana de nacimiento, hija de madre farmacéutica, fijó su vocación algo más cerca de la de sus tíos y primos doctores. Amiga de sus amigos, nació y creció en un hospital bajo el brazo.
Su trayectoria es larga a pesar de su juventud; Bolivia, Argentina, Ramón y Cajal, Nueva York y finalmente IOB, ¿Le pone orden?
El tiempo pasa rápido, sí. Comencé muy joven como médico general de provincias en Bolivia, una aventura de la que se aprende con pocos medios y mucha humanidad. Estudié la carrera de Médico general en Bolivia, intenté hacer la especialidad en Argentina pero mis padres me animaron a viajar a España donde finalmente la realicé, país que es mi otra casa desde entonces.
Quería vivir en una ciudad grande y Madrid fue la mejor opción en aquel momento. Preparé el MIR en Asturias y realicé la especialidad de Oncología Médica de 5 años en el Ramon y Cajal, centrándome inicialmente en Cáncer de pulmón que era lo que más me gustaba en ese momento. A continuación tuve la oportunidad de viajar durante un tiempo a Nueva York para seguir formándome. Bueno, un poco de todo…. -dice con humildad.
Desde 2016, en IOB Madrid, formo parte de la unidad de mama y melanona. Somos una gran familia y trabajamos a la vanguardia de lo mejor que hay en diagnóstico y tratamiento del cáncer en el mundo. Poco más se puede pedir.
Tiene fama de que cada paciente es como el primero y de que cada ser humano le importa.
No solo a mí. A todos nosotros, pero a mí desde luego. Aún recuerdo cómo me emocioné en mi segundo año de residencia. Hay casos que se quedan grabados para siempre. Se trataba de una chica joven, de unos treinta y cinco años, de piel de color. Padecía cáncer de estómago metastásico y estaba ingresada en situación paliativa, tenía ascitis y al realizarle la paracentesis para alivio de sus síntomas, el líquido drenado era hemático a causa de su enfermedad, lo que me impresionó mucho.. la paciente falleció a los pocos días…
En otra ocasión, los hijos de una paciente me estuvieron muy agradecidos porque logramos remontar a su madre, enferma de cáncer renal y llegaron desde Estados Unidos para verla de alta en el domicilio. Son muchas situaciones y mucha esperanza la que podemos dar.
En IOB es usted una transmisora de esperanza, en efecto.
Insisto en que no soy yo sola. Trabajamos con una enfermedad muy dura que cada vez curamos más. Sea como fuere, cada paciente debe ser escuchado, acompañado, igual que sus familiares y personas más queridas. Establecemos relaciones únicas en el tiempo.
La doctora Cortez termina la entrevista a la espera de la entrada en consulta del siguiente paciente. Sigue mostrando su profesionalidad y ofrece sus conocimientos y su experiencia un día tras otro. En IOB estamos seguros de que todos aprendemos de Patricia y la doctora Cortez del resto. De eso se trata por y para cada uno de los pacientes que nos dan su confianza. En nombre de todos; gracias doctora.